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sábado, 28 de mayo de 2011

La que disparó el cañón




'Agustina de Aragón' es, fue y será una película patriótica, una superproducción filmada en tiempos franquistas que sirvió cómo objeto para que el pueblo se enorgulleciese de su nación y apoyara aún más a la dictadura fascista. Vista en este nuevo milenio no deja de ser una película historíca, biográfica, llena de figuras que resaltan por encima de las demás a modo de héroes y heroinas. Una película que quiere dejar bien claro quienes fueron los buenos (los españoles) y quienes los malos (los franceses). Una película con dosis de tristeza y alegría a partes iguales, que también cuenta con alguna escena de acción y violencia y que hasta puede sacarte una sonrisa o risa en algún que otra situación.Las escenas constan de poco realismo y gracias a sus inexpresivos actores consiguen hacerlas aún menos creíbles, causado en parte por la poca experiencia de los "millares" (así los vende la publicidad de la película) de extras que aparecen en sus escenas épicas y bélicas. El montaje es penoso, la dirección normalita y la música cumple sin más. La mayor pega esque la película llega a cansar en muchos ratos y no debido a su duración, ya que esta no es nada exagerada, sino debido a su ritmo irregular.En resumen, una "superproducción" española, patriota, histórica y épica que es mejor mirarla cómo si fuera una película sin más y no con todo lo que acarrae detrás de su producción. Una película aburrida y emocionante a partes iguales.


Busca su fica en este blog en la sección de "HISTORIA DEL CINE ESPAÑOL"

Esplendor en la hierba

Final de "Esplendor en la hierba"

BSO El puente sobre el río Kwai

jueves, 19 de mayo de 2011

39 escalones



Sentado en un musichall londinense, Richard Hannay observa actuar al Sr. Memory, quien responde al detalle sobre cualquier pregunta que le haga. De pronto, suena un disparo y estalla una pelea. Yendo hacia la salida, Hannay encuentra a una bella joven."39 escalones" supone una de las mejores obras hitchcockianas rodadas durante la estancia del genial director británico en tierras patrias. La cinta presenta una historia sencilla y efectiva característica del género de espionaje de finales de los treinta. El argumento gira entorno al personaje de Hannay, un hombre que fortuitamente se ve inmerso en un complicado caso de espionaje internacional tras haber ayudado a una joven en apuros; desde un principio la trama consigue atrapar al espectador, la tensión del film se mantiene constante en todo momento del metraje gracias a un estupendo ritmo, fruto de la acción vivida por el protagonista, en este sentido, la aventura nos enmarca a las mil maravillas el particular descenso a los infiernos de su personaje principal. Como apunte cabe destacar el sarcástico humor que evidencia el film en algunos momentos, propio del siempre burlón Alfred Hitchcock.La dirección resulta impecable teniendo en cuenta el año en que la película fue filmada. Los ágiles movimientos de cámara, combinados con algún que otro trucaje (cámara rápida principalmente) y primer plano, nos ofrecen un marco visual atractivo, redondeado eso si, por una estupenda fotografía; acreedora de un magnífico empleo del factor climático (espesa niebla, cielo amenazador…) y del siempre atractivo paisaje escocés. Brilla con luz propia la divertida secuencia en la que Hannay se hace pasar por militar en apoyo a un partido político, así como, la cena transcurrida en casa del granjero durante la huida de Hanney. El reparto cumple a la perfección su trabajo, especialmente Robert Donat que como protagonista aporta una gran credibilidad a la historia. La banda sonora combina partituras orquestales de bastante ritmo, destacando sobre todo la melodía de abertura al espectáculo del Sr. Memory, clave para el desenlace del film. En resumidas cuentas, “39 escalones” se erige como un notable largometraje hitchcockiano, entretenido e interesante para todo buen aficionado al cine clásico.



TÍTULO ORIGINAL
The 39 Steps (The Thirty-nine Steps)
AÑO
1935



DIRECTOR
Alfred Hitchcock
GUIÓN
Charles Bennett, Ian Hay, Alma Reville (Novela: John Buchan)
MÚSICA
Hubert Bath, Jack Beaver, Charles Williams
FOTOGRAFÍA
Bernard Knowles (B&W)
REPARTO
Robert Donat, Madeleine Carroll, Lucie Mannheim, Godfrey Tearle, Peggy Ashcroft, John Laurie, Helen Haye, Wylie Watson
PRODUCTORA
Gaumont British

miércoles, 18 de mayo de 2011

12 hombres sin piedad




Intenso drama judicial acerca de la deliberación de un jurado de "doce hombres justos", en el caso de un joven de baja extracción social, acusado de parricidio, y de la duda razonable que un honesto miembro del jurado se plantea ante el cúmulo de pruebas y hechos incriminatorios aportados por el fiscal.Henry Fonda, en una de las mejores interpretaciones de su carrera, interpreta al sereno e íntegro jurado nº 8, que acometerá, cual heroico y moderno Don Quijote, la difícil misión de razonar con los once miembros restantes del jurado, el deber y la responsabilidad de actuar con honestidad, revisando bajo otra óptica, todas y cada una de las pruebas y testimonios, con objeto de convencerles de que existe una duda razonable, y que éste es suficiente motivo para cambiar sus iniciales y precipitados veredictos. El film, que supone la opera prima de Sidney Lumet, no se molesta en ocultar los orígenes teatrales de la obra, aprovechando el espacio cerrado de la sala de deliberaciones, para incrementar su sudorosa y claustrofóbica intensidad.Los doce intérpretes dan lo mejor de sí mismos en esta obra de soberbias caracterizaciones, destacando entre todas la ya comentada de Fonda, la de Lee J. Cobb, como el beligerante, amargado y feroz jurado nº 3, la de Martin Balsam en el papel del pusilánime presidente del jurado, E.G.Marshall, como el frío y analítico jurado nº 4, Ed Begley, como el intolerante jurado nº 10, Joseph Sweeney como el anciano y perspicaz jurado nº 9 y Jack Warden, como el superficial y agresivo jurado nº 7.Todos están magistrales en sus anónimos papeles, en este enfrentamiento por conseguir un veredicto de unanimidad, en una obra, donde lo que en realidad se juzga es la intolerancia, los prejuicios étnicos, generacionales y los de clase social, oponiendo a estas lacras, la sencillez y majestad de la razón, expresada a través de la serenidad del diálogo y la palabra.

martes, 17 de mayo de 2011

Vértigo




La incógnita es la solución más simple en la intriga. Hitchcock lo sabe y, además, esa incógnita no le interesa. La desprecia y vapulea. La resuelve a mitad de película y la desvela mucho antes del final del metraje. La emplea como recurso para engancharnos y, una vez nos tiene bien agarrados, nos introduce en un clima de ensueño fantasmagórico que en esta película, como siempre he defendido, trata realmente sobre el tiempo. Sobre lo extraño que es el tiempo, el pasado. Sobre los muertos y su influencia en el presente. El tiempo es el elemento más aterrador y desconocido al que nos enfrentamos quizás por ser, a su vez, el más cotidiano. La intensidad de las imágenes de Hitchcock tiene que ver con el clima que genera, con el hálito de sueño enajenado que todo lo envuelve, no en su incógnita ni en su final sorpresa; no es su objetivo, por lo que no creo que se pueda valorar esta película por su verosimilitud (salvo que exijas verosimilitud siempre en el cine, cosa que no creo que haga nadie). Vértigo no es menos verosímil que Saw. Ambas son tramposas, la diferencia es que Saw se apoya en la incógnita y en la sorpresa como recurso único. Por lo demás, como Saw, Vértigo hace aguas por todas partes en su historia. Pero en Vértigo la historia interesa como introducción ya que el resto es mucho más que una película de misterio, pero sin dejar de ser una gran película de misterio. Y ahí está la tremenda virtud de esta cinta. Y es que siendo una de las películas más entretenidas de Hitchcock, con uno de los planteamientos más colosales (y seductores) de la historia del cine, es a su vez una de las más personales (si no la que más). Luego el componente de manipulación del otro (un tipo claro de frustración sexual que lleva a ser incapaz de compartir, a tratar al otro como un objeto, un mero instrumento para cubrir así carencias) le da a la cinta una dimensión de declaración íntima y de volcar los demonios interiores que la convierten en una película mucho más extraña de lo que puede parecer a priori.

domingo, 15 de mayo de 2011

Estreno



Hoy estrenamos una nueva sección acerca de la HISTORIA DEL CINE ESPAÑOL en este blog.


Como decían Miguel Ángel Barroso y Fernando Gil Delgado en su libro Cine español en cien películas (2002):


«..La historia del cine español es parte integrante de la historia del siglo XX y no un simple "adorno cultural"... la cronología de nuestro cine es parte de la historia de nuestro país..»


Búscala en la barra lateral de este blog

o bien vistando el siguiente enlace


miércoles, 11 de mayo de 2011

Duelo entre desiguales




Un tranvía llamado deseo es una producción de la Warner, realizada por Elia Kazan. Se basa en la obra de teatro "A Streetcar Named Desire" (1947), de Tennesse Williams, adaptada por éste y Oscar Soul. Se rodó en LA (CA), Nueva Orleans (Louisiana) y los Warner Studios (Burbank, CA), con un presupuesto de 2 M dólares. Nominada a 12 Oscar, obtuvo 4. El productor fue Charles K. Feldman y el estreno se celebró el 18-IX-1951 (EEUU).La acción tiene lugar en el barrio francés de Nueva Orleans, en 1946/47, a lo largo de unos 6 meses. Narra la historia de Blanche DuBois (Vivien Leigh), que visita a su hermana menor Stella (Kim Hunter), casada con Stanley Kowalski (Marlon Brando). Blanche es frágil, necesita cariño y ternura, ha vivido experiencias amargas, tiene unos 40 años y oculta un pasado oscuro. Stanley es un trabajador manual, rudo, grosero, violento, machista y maltratador, que necesita ser el jefe de su grupo de amigos.La película desarrolla un drama psicológico centrado en el enfrentamiento entre Blanche y Stan, que se despliega gradualmente a aprtir del interés de éste por la pérdida de la antigua finca rural, Belle Reve, de la familia DuBois, sus pretensiones de aceder a la propiedad de una parte de la misma, el desprecio instintitvo que siente por la fragiidad y las formas delicadas, su temperamento violento, acentuado por el alcohol, su presuntuoso machismo barriobajero, asociado a violencia de género (esposa, Blance, etc.), la necsidad psicológica de ser el jefe de los que le rodean, de mantener sometida a la mujer y de ser admirado por su fueza física y su atractivo sexual. El perifl psicológico de Stan correspondde al de una persona atormentada por su participación en la IIGM y dificultades de adaptación y equilibrio. Padece un síndrome de inseguridad que le impone conductas de dominación y sadismo. Blanche oculta una profunda frustración, varios fracasos sentimentales, un pasado promiscuo y un miedo enfermizo a la muerte y a la enfermedad. La batalla entre los dos personajes permite el lucimiento interpretativo de un joven Brando de gran magnetismo. Vivien Leigh borda el papel de víctima no inocente, en el límmite de la cordura y de su autonomía personal. La tensión entre ambos es verbal, emocional, instintiva, física y siniestra.La música consta de 15 temas jazzísticos, a los que añade un fragmento lírico de cuerdas que acompaña la confesión de Blanche a Stella. La fotografía hace uso de tomas largas, encuadres fijos prolongados y movimientos de notable expresividad. El guión acorta los diálogos teatrales y los combina con imágenes de gran potencia visual. Las interpretaciones de Brando y Leigh, apoyadas por las de Hunter y Malden, conforman un espectáculo soberbio y emocionante. La dirección crea una obra de actores, memorable e imprescindible.


La película por motivos de censura no hace referencia al hecho de que Blanche sorprendió a su marido acostado con otro hombre y que pregonó el incidente con encono, lo que provocó el suicidio del mismo. Omite que Blanche llega a Nueva Orleans después de haber sido expulsada del colegio donde impartía clases de lengua y litertura, por corrupción de menores, al haberse probado que sedujo a un alumno de 17 años. No se incluye la escena de la violación de Blanche por Stan. En la novela Stan sale indemne del duelo con Blanche, pero en el cine es objeto de sanción.


Bajos fondos




La actitud de E. Kazan durante la “caza de brujas” del senador Mc Carthy fue sencillamente canallesca, pero aun aceptando la teoría de que Kazan rodó “La ley del silencio” como una justificación a su conducta delatora, el film emerge como la obra maestra de su autor y como uno de los mejores de la década de los cincuenta.Film duro, de una tensión dramática implacable, sin embargo no renuncia a momentos bellísimos de un lirismo arrebatador. A caballo entre el film de denuncia y el melodrama social, “La ley del silencio” retrata con crudeza los bajos fondos de los muelles de Nueva York y el control que sobre los mismos tenían los sindicatos del crimen, pero por encima de todo nos habla de seres humanos, perdedores que buscan su redención y un lugar bajo el sol. El Terry Malloy de Brando y la Eddie Doyle de Eva Marie Saint son dos seres que intentan sobrevivir al desarraigo, al fracaso, y a la desesperación. Como alguien dijo “su amor nace de dos soledades compartidas que crece en un medio hostil”, y que camina hacia la toma de conciencia de él y al perdón, a través del amor, de ella. Kazan con su magistral dirección nos ofrece una extraordinaria película que se sustenta en la fuerza de la historia, basada en un hecho real, en un excelente guión, y en una extraordinaria dirección de actores, todos ellos maravillosos, recompensada con nominaciones a los Oscar para Lee J. Coob, R. Steiger y K. Malden, y con la estatuilla para Eva Marie Saint (actriz secundaria) -en su brillante debut en el cine- y para Marlon Brando (actor principal) como justo premio a la que probablemente sea la mejor interpretación que jamás ningún actor ha plasmado en una pantalla de cine. La sublime secuencia de Brando hablando con su hermano (Steiger) en el coche, o algunas de las secuencias pudorosamente intimistas entre Brando y Eva Marie Saint en las que el actor alcanza niveles insuperables son suficiente argumento para corroborar tal afirmación. La brillante fotografía en blanco y negro de B. Kaufmann y la espléndida partitura de L. Bernstein, colaboran a hacer de “La ley del silencio” una obra maestra incontestable del cine.


Capote




No es totalmente un biopic al uso. “Capote” narra el proceso de creación de una de las novelas más significativas del siglo XX. Combinó el estilo periodístico con el literario y marcó un antes y un después como sucede con las grandes obras. Una obra de la que Truman Capote no se recuperaría y marcaría su vida hasta su muerte. Tampoco es un mero docudrama de como se escribió “A sangre fría”. Creo que profundiza mucho más en las consecuencias para la autor como para los asesinos. Como el propio Capote dijo “No murieron cuatro personas en aquel crimen; fueron seis”, aunque yo diría que con el paso de los años fueron siete. “Capote” se centra en la relación que mantiene el autor con los asesinos para retratarlos en su novela, en especial con Perry Smith (Clifton Collins Jr.). Truman cruza la línea que separa al espectador del intruso y se involucra profundamente tanto en las vidas de las victimas como de sus verdugos.Lo que destaca de “Capote” de manera unánime se podría decir es la interpretación Philip Seymour Hoffman. La mejor del 2005. Un gran actor secundario que pedía a gritos un papel principal como este y no falla. Philip Seymour Hoffman no sólo borda su interpretación, se convierte en el mismísimo Truman Capote. No sólo es fachada, también desarrolla el trauma interior del autor. “Capote” refleja la excentricidad, egolatría, manipulación, pluma, falsedad, alcoholismo, locura y genialidad de uno de los escritores americanos más significativos. De reinona de las fiestas de sociedad a perra mentirosa en la penitenciaria. De interesado cronista de un crimen a post-participe del mismo y verdugo/salvador de los propios asesinos.Bennett Miller dirige de manera correctísima y académica. Aunque a “Capote” le falta ese punto para perdurar y rematar la faena. Resulta fría y distante en los momentos en los que tendría que ser cercana y estremecedora. Hubiese quedado mejor combinando más el proceso del autor con el que lo propicia. El de ficción y realidad.



Quien ha contemplado la belleza...




Película polémica como pocas, “Muerte en Venecia” siempre ha sido fuente de discusión entre los cinéfilos de todo el mundo. Desde quien la considera una obra maestra absoluta y la obra cumbre de Visconti, hasta quien opina que es un film fallido del maestro milanés, decadente y de un esteticismo afectado que lastra negativamente el film. En cualquier caso “Muerte en Venecia” es sin ningún genero de dudas un film fascinante y se hace muy difícil, por no decir imposible, olvidar la serena belleza de sus imágenes bañadas en la sublime música del Adagietto de la 5ª Sinfonía de G. Mahler.La fuerza poética que destila cada uno de sus planos no ha perdido nada de su fuerza visual con el paso de los años, y son el reflejo perfecto de la fusión de los universos Manniano, Viscontiano y Mahleriano, tres mundos distintos y a la vez complementarios. Nadie podía filmar la búsqueda de la belleza absoluta salvo un director con el legado cultural y el genio creador que poseía Visconti Duque de Modrone, obsesionado en la constante búsqueda de la “belleza de lo sublime”, y que baña el film de una pátina de melancolía y de un cierto fatalismo de espíritu por un mundo que se derrumba.Una forma de entender el cine basada en una puesta en escena brillante y barroca, una ambientación perfecta que roza la obsesión y una técnica impecable, hacen del cine del maestro milanés una experiencia vital inigualable. Probablemente uno de los mejores directores de actores de toda la historia del cine es obligado hablar de la maravillosa, y poco recompensada, interpretación de Dirk Bogarde impagable en su papel del compositor Gustav von Aschenbach “alter ego” del propio Gustav Mahler, que busca en Venecia la paz de espíritu y donde encontrará al joven Tadzio, encarnación de la belleza física, por quien se sentirá irremediablemente atraído, que le inspirará nuevos deseos de vivir y renovados anhelos de creación artística, y que sin embargo acabará por llevarlo a la muerte en una de las secuencias más sublimes, fascinantes y misteriosas de la historia del cine, mientras contempla como Tadzio, que dirige su mirada hacia el, señala con el dedo un punto perdido en el horizonte.En fin, un film asombroso, sublime, testamento fílmico de un artista que no encajaba con el siglo que le toco vivir y cuyo espíritu se podría resumir en la frase que Visconti deseaba que fuese el eslogan promocional del film.....”Quien ha contemplado la belleza con sus propios ojos está consagrado ya a la muerte”.


Carol y Jerry se enfrentan en el mundo de los negocios



Película realizada por Delbert Man. El guión es original de Stanley Shapiro ("Operación Pacífico", B. Edward, 1959) y Paul Henning. Se rueda en exteriores de NYC y en Universal Studios. Es nominado a un Oscar (guión original). Producido por Stanley Shapiro, se estrena en "première" el 20-XII-1961 (LA, CA).La acción tiene lugar en NYC en 1961. Carol Templeton (Day) es ejecutiva de una empresa de publicidad. En los negocios se ve enfrentada a Jerry Weber (Hudson), director de la agencia de publicidad Ramsey. Ella es eficiente, trabajadora y decidida. Él es poco diligente y algo manipulador. El jefe de Jerry es Peter "Pete" Ramsey (Randall), acomplejado y confuso.El film es una comedia romántica con elementos de humor y de musical. Desarrolla un cuento puesto al día de enredos, confusiones y malentendidos. Se presenta construido con ingenio y humor, a la manera de un "screwball". La historia es sencilla, efectista, gratificante y cómica. Busca divertir al público y obtener un gran éxito de taquilla que la convierta en un "blockbuster". Es el segundo film del grupo de tres, junto con "Confidencias a medianoche" (M. Gordon, 1959) y "No me mandes flores" (N. Jewison, 1964), protagonizadas por el trío Day-Hudson-Radall. Como recurso de comicidad hace uso, entre otros, de la inversión de géneros en el trabajo (mujer que trabaja como un hombre), que hoy resulta anacrónica. La interpretación del trío protagonista cumple a satisfacción. La escena del acuario es la más emblemática del film y una de las más conocidas de la pareja Hudson-Day.Es interesante la documentación que aporta sobre el mundo neoyorquino de los negocios de los primeros 60, las costumbres de los ejecutivos, los métodos de captación y fidelización de clientes y la localización de la acción en la avenida Madison (5ª Avenida), centro de los negocios de publicidad. Aporta, además, documentación sobre la decoración de interiores, la moda del vestir, la tipología de cohces y otros extremos. El título español recoge el nombre de un postre de moda en aquellos momentos, el pijama, cuyos ingredientes son helado de vainilla, melocotón en almíbar, rodajas de piña en conserva, nata, flan de huevo y guindas. Se decía que su ingestión provocaba sueño, por lo que era aconsejable ponerse previamente el pijama. La música, de FranK de Vol ("Confidencias a medianoche"), aporta una partitura festiva y alegre, que incluye una canción original, "Lover Come Back", a cargo de Doris Day. Añade otras ajenas: "Comptown Races", "Dixie's Land" (en la sala de fiestas), "Should I Surrender" (canta D. Day en el fondo del score) y "Carry Me Back To Old Virginia" (canta Jack Oakie). La fotografía, de Arthur E. Arling ("El capitán de Castilla", H. King, 1947), es luminosa y colorista. Realza la expresión corporal y presta especial atención al rostro de Day. Pese al paso del tiempo, la obra conserva buena parte de su frescura y comicidad.


Odisea de la humanidad



“2001” es ese monolito, ese tótem cinematográfico que marca un antes y un después en la cine de ciencia ficción. Esta palabra le corresponde con toda justicia. La preocupación de Kubrick por el verismo de todo lo que aparecía en la pantalla hace que estemos ante una película en la que las especulaciones que muestran vienen sostenidas por sólidas bases hasta hacer de “2001” una ficción, exenta de realidad, pero llena de realismo. En sí es una ópera (es grandiosa, épica desde las primeras imágenes. Kubrick hablada de “odisea de la humanidad”) en tres actos, cada cual más subyugante e inspirado, hecha desde una inspiración asombrosa (no se volvió a hacer una película tan arriesgada), pero destilada hasta la pureza, lo que hace que sea una película milimetrada, magistral, donde nada sobra o falta para lograr un espectáculo fascinante y enigmático. Es cine en estado puro. Pese a su extenso metraje, no creo que lleguen a 20 minutos los diálogos de la película, lo que hace que toda la fuerza, toda la fascinación venga dada por una imagen cuidada, impactante, magnética, que se queda grabada para siempre en nuestras retinas. A esto se suman unos efectos especiales (ideados por el propio Kubrick y Douglas Trumbull, que también fotografiaría y haría los fx de “Blade Runner”) que aún hoy mantienen el tipo. Ninguna película ha hecho correr más ríos de tinta que esta. O se la ama o se la odia; ¡pero es imposible permanecer indiferente ante ella! Un guión maravilloso, basado en un relato corto de Arthur C. Clarke, nos lleva desde los albores de la humanidad (aprovechando para mostrarnos el primer asesinato de la historia) hasta un nuevo y inescudriñable amanecer. Entre estos dos extremos toda una descarga de imágenes, de una puesta en escena majestuosa, con un montaje que hace que la imagen te impregne, te lleve a reflexionar, pues en esta película Kubrick muestra todo, pero no explica nada (Clarke, cuando posteriormente hizo el libro se encargo de despejar en sus párrafos todos los misterios que contenía “2001”) y una música que trasciende su mero papel de acompañante hasta hacerte sentir la “sinfonía del universo” (Ningún director se acerca al manejo magistral que Kubrick siempre logró con sus bandas sonoras). La danza espacial al ritmo del “Danubio Azul”; la inmensidad y soledad del universo remarcado por las inspiradas notas de György Ligeti, o el archifamoso amanecer lunar al son de los compases de “Así habló Zarathustra” siguen resonando en nuestra memoria. Punto y aparte merece el duelo de HAL 9000, quizá la parte más clásica de la película, pues puede ser contemplada cómo un sólido thriller de la máquina (es el personaje mejor construido, el más humano, y a la vez el más abstracto) contra el hombre.Solemos llamar al cine “7º Arte”; pero hasta que no llego “2001” no podemos aplicar con justicia este término, pues sale del territorio de calificativos como magistral para situarse como “obra de arte”. Nada más y afortunadamente nada menos.


2001, una odisea espacial: La película de mi vida

La ley del silencio: 50 películas que deberías ver (...)

A sangre fria (50 películas que deberías ver...)

Muerte en Venecia: 50 peliculas que deberias ver antes de morir:

Historias de Filadelfia: 50 películas que deberías ver (...)

CINE SALA UNO "PIJAMA PARA DOS" - 10 DE MAYO

PIJAMA PARA DOS CYL7P811

Gigliola Cinquetti & Trio Los Panchos - Negra Consentida

Gigliola Cinquetti y El Trío Los Panchos, "QUIZÁS, QUIZÁS, QUIZÁS" 1968

domingo, 8 de mayo de 2011

Fito paez - Mariposa Technicolor en Hebreo (רוץ גמד רוץ)

Silvio Rodriguez-Mariposas

UN NIÑO GRANDE



"Forrest Gump" es una de esas películas que calan muy hondo y que despiertan todo tipo de sentimientos. Tiene momentos de comedia y momentos de drama, comparte la profundidad y la madurez con el desenfado y la inocencia, rebosa optimismo y pesimismo; pero por encima de cualquier cosa, la ternura se desborda durante cada instante, durante cada secuencia.La historia es tremendamente emotiva y narra las peripecias a lo largo de toda una vida, de un niño grande, de una persona que jamás perdió la inocencia, que luchó por conseguir sus sueños, que trató de emprender siempre el camino correcto y al que muchos tildan de tener pocas luces, cuando es todo lo contrario.La interpretación de Tom Hanks es simplemente magistral y está muy bien rodeado además, por el elenco de actores y actrices elegidos por Robert Zemeckis. El guión es sumamente original y de una brillantez e inteligencia, fuera de toda duda y en cuanto a la banda sonora, irradia una gran belleza y es utilizada con maestría a lo largo del metraje.En definitiva, "Forrest Gump" es una joya del séptimo arte, una de esas películas que jamás caerán en el olvido y ante la cual, se podrá reir y también llorar, ya que es muy especial. Ojalá hubiera más gente como Forrest, pues sin duda, habitaríamos un mundo mejor y la vida, sería mucho más bonita. A mí por lo menos, me gustaría poder ser como él.


Convertida ya en un clásico de los años 90 y para mí en un clásico de todos los tiempos, Forrest Gump es una historia que maravilla, emociona, divierte a todo tipo de público. Cuenta la historia de Estados Unidos a través de un pobre retrasado llamado Forrest que se ve envuelto en los grandes acontecimientos que han ocurrido en el "país de las oportunidades", con una realista mirada a la guerra de Vietnam y otras más fantásticas como por ejemplo el nacimiento de grandes empresas (como Apple). Pero lo que más me envuelve es la historia de amor que hay de fondo, con una Jenny casi inalcanzable, que mantiene al espectador al borde del llanto en varias escenas. (emocionante cuando le pide matrimonio)Actuaciones notables, Hanks nació para este papel, genial está Gary Sinise como el teniente Dan, además de unos efectos especiales de primera mano, necesarios para poder contarnos la dinámica y divertida historia de Norteamerica vista a través de los ojos de Forrest.Hay frases que están inmortalizadas como por ejemplo "¡¡¡¡corre Forrest, corre!!!!" o "La vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar..", hacen de ésta película una obra maestra del cine de todos los tiempos.



DIRECTOR
Robert Zemeckis
GUIÓN
Eric Roth (Novela: Winston Groom)
MÚSICA
Alan Silvestri
FOTOGRAFÍA
Don Burgess
REPARTO
Tom Hanks, Robin Wright Penn, Gary Sinise, Mykelti Williamson, Sally Field, Rebecca Williams, Michael Conner Humphreys, Harold G. Herthum, Haley Joel Osment, George Kelly, Bob Penny, John Randall, Sam Anderson, Margo Moorer, Ione M. Telech, Christine Seabrook
PRODUCTORA
Paramount Pictures
PREMIOS
1994: 6 Oscars: incluyendo mejor película, director, actor (Tom Hanks). 13 nominaciones1994: 3 Globos de Oro: Mejor película: Drama, director, actor drama (Hanks). 7 nominaciones1994: BAFTA: Mejores efectos visuales. 8 nominaciones1994: 3 premios National Board of Review: Mejor película, actor, actor de reparto (Sinise)


La culpa no la tuvo Norman Bates




La escena de la ducha se rodó con agua helada. Así se entiende el gesto desesperado y sorpresivo que la actriz Janet Leigh luce en esa clásica imagen.



Uno de los secretos mejor guardados del cine fue revelado ayer por la cadena exhibidora británica UCI Cinemas. Se trata de los insólitos detalles del rodaje de la famosa escena de la ducha en el filme Psicosis" (1960). Janet Leigh, la protagonista femenina de la película, debía lucir una mueca de horror antes de ser acuchillada en la ducha, y al director Alfred Hitchcock se le ocurrió una idea. Primero, aceptó realizar los ensayos con agua caliente, pero luego, al momento de filmar la escena definitiva, hizo conectar la ducha a una cañería con agua casi congelada. Y lo hizo sin que la actriz lo supiera. Cuando Leigh comenzó a bañarse, el agua salía templada, pero en el momento en que el actor Anthony Perkins (caracterizado como Norman Bates) abrió la cortina, un chorro de agua helada hizo gritar a la actriz, que a duras penas pudo recuperarse de la impresión.



Así se entiende el gesto desesperado y sorpresivo que Leigh luce en esa clásica escena del cine de suspenso. Con esta artimaña, Hitchcock (famoso por su afición a las bromas y a las jugadas imprevistas) logró filmar el mejor momento del cine de los últimos 50 años, según lo determinó una encuesta hecha por la cadena UCI Cinemas entre todos sus clientes. "La animación digital ha convertido hoy a películas como Matrix o la trilogía El señor de los anillos en todo un éxito, pero las elecciones del público muestran que lo que hace memorable a una película tiene mucho más que ver con su conexión emocional con las imágenes", señaló Kathy Harris, vocera de la firma UCI Cinemas, al comentar los resultados de la encuesta, que se dieron a conocer ayer en Estados Unidos y en Europa en forma conjunta.






Vida Personal



Quién no podría asustarse con la cara de Anthony Perkins diciendo en “Psicosis”: “Todos nos volvemos locos alguna vez”.


Pues lo de Perkins tuvo que ser de loco de verdad, porque Perkins fue bisexual, tuvo numerosos noviazgos con hombres, incluyendo a las estrellas de los cincuenta y sesenta Rock Hudson y Tab Hunter, el bailarín Rudolf Nureyev y el coreógrafo Grover Dale, con el que Perkins tuvo una relación de seis años antes de casarse con Berry Berenson. Declaró ser exclusivamente homosexual hasta finales de los treinta años, cuando conoció a la actriz Victoria Principal.


Perkins murió en 1992 por una neumonía que se le complicó por tener SIDA a la edad de 60 años. Su hijo Osgood Perkins, más conocido como Oz Perkins, es también actor; y su otro hijo, Elvis Perkins es un cantautor. Un día antes del noveno aniversario de su muerte, su viuda, Berry Berenson, fue asesinada en el Vuelo 11 de American Airlines, que fue secuestrado por los terroristas Islámicos para ser estrellado en la Torre Norte del World Trade Center durante los atentados del 11 de septiembre de 2001.


Tan complejo como sus personajes.


Norman Bates



Pocas escenas fueron tan determinantes de la historia del cine: una joven mujer disfruta de una ducha, pero de pronto aparece una figura negra y la apuñala reiteradas veces.Mientras que unos agudos violines martillean el tímpano del espectador, la sangre de la bella mujer fluye al desagüe, que lentamente se convierte en el ojo abierto de la asesinada."Psicosis" hizo historia, atemorizó a millones de personas, dio a su creador el prestigio de "director de películas de terror" y tuvo influencia en generaciones de directores. La cinta de Alfred Hitchcock cumple hoy 50 años: el 16 de junio de 1960 fue estrenada en Nueva York.El crimen de la película se basó en un caso real. A mediados de la década de 1950, el estadounidense Ed Gein asesinó a al menos dos mujeres y desenterró cadáveres en cementerios.Cuando la policía lo descubrió, halló en su casa una escalofriante colección de narices, extremidades y genitales cortados, además de máscaras fabricadas con piel humana. En la cocina había un corazón.Sin embargo, nunca se aclaró si Gein, quien murió en 1984 en la cárcel, había comido alguna vez carne humana.El crimen inspiró a más de una decena de películas, entre ellos clásicos del terror como "La masacre de Texas", "Stroszek" o hasta "El silencio de los inocentes".Pero primero hubo una novela: "Psicosis". Robert Bloch relató en ella la historia de un hombre que se llama Norman Bates, que estaba tan traumatizado por la muerte de su madre, que una y otra vez asume su papel y asesina a las presuntas novias indignas de su hijo, es decir, las propias.En algún momento este libro cayó en las manos de Hitchcock. Debido a que buscaba un género totalmente nuevo, se aseguró por un par de miles de dólares los derechos y compró la totalidad de los libros impresos. Nadie que fuera a ver su película, debía conocer ya el final.Los estudios Paramount consideraron que el proyecto no era atractivo, por lo que con gran esfuerzo, Hitchcock financió la película. La producción en blanco y negro, algo ya superado en 1960, no sólo tenía una función artística, sino que también reducía considerablemente los costos.Y el presupuesto fue determinante además para que Hitchcock no contratase estrellas. A Janet Leigh, que muere duchándose en el clásico del cine, sólo se la conocía por un par de películas, por su matrimonio con Tony Curtis y su hija Jamie Lee Curtis, quien nació unos meses antes del rodaje de "Psicosis".Anthony Perkins sólo había tenido unos pocos papeles en la televisión, antes de interpretar al psicópata con un cuchillo. Y lo hizo tan bien que nunca pudo deshacerse de esa imagen.No pocos consideraron al astro en ocasiones algo introvertido realmente, digamos, llamativo. Perkins murió en 1992 como consecuencia del sida.Para guardar al máximo el secreto, Hitchcock hizo prometer a todos los implicados que mantendrían una ley del silencio y discutió abiertamente el papel de la madre, que por supuesto fue asumido por Perkins. En el set de grabación hasta había una silla con el nombre "Sra. Bates".Leigh relató luego que Hitchcock escondió en su caravana diferentes muñecas de la madre momificada. Finalmente usó aquella con la que gritó más fuerte."Psicosis" dejó claro a una sociedad de posguerra acostumbrada al auge y al "babyboom" que existe algo así como los asesinos seriales dementes.Sin embargo, los crímenes violentos perpetrados por psicópatas son raros, aún más los realizados por una persona con "doble personalidad", según el profesor en psicología Denis Köhler. "Pese a que es muy popular en Hollywood, ese tipo de casos son muy raros. Crímenes violentos perpetrados por enfermos mentales se producen. Pero que una persona con 'doble personalidad' asesine es, por así decir muy, muy raro".La famosa escena de la ducha fue grabada una y otra vez. Y copiada una y otra vez. Hasta Homero Simpson se desvaneció así, con grito y "staccato" de violines, luego de que su hija Maggie lo golpeara con un martillo.Los expertos habían advertido ya en 1960 sobre ese tipo de violencia y criticaron duramente la película. Pero al público no le molestó esto. Pese a que muchos detalles fueron víctima de la censura, los espectadores llenaron los cines."Psicosis" fue el trabajo más exitoso de Hitchcock. Y también fue una suerte de alerta, pues después de esta película, muchas disposiciones de censura, que antes eran totalmente normales, ya no le interesaban a nadie.


El estigma de Perkins



Aunque su papel en Psicosis es lo más famoso que hizo Anthony Perkins, la carrera de este magnífico actor tiene obras maestras como El cuarto mandamiento (de O.Welles, que por cierto, adoraba a Perkins) o Arde París.El caso es que toda la capacidad actoral de este señor (muchos creyeron en su feminidad y en su debilidad, confundiendo a Perkins con Norman Bates) se vio truncada por un final trágico. En su vida profesional no pudo escapar de Bates.


FILMOGRAFÍA DE PERKINS (III)





Otras películas de interés protagonizadas por Anthony Perkins en los años 70 fueron "El juez de la horca" (1972) de John Huston, y "Asesinato en el Oriente Express" (1974), una estimable adaptación de la obra de Agatha Christie realizada por Sidney Lumet.



También dio rienda suelta a su escritura al redactar el guión de la película "El fin de Sheila" (1973), dirigida por Herbert Ross. Perkins no aparecía como actor.



En los años 80 retomó el personaje de Norman Bates en las secuelas "Psicosis 2" (1983), dirigida por Richard Franklyn y escrita por Tom Holland, y "Psicosis 3" (1986), un film realizado por el propio Anthony Perkins.



Posteriormente apareció en otros títulos olvidables como "Al borde de la locura" (1988), sobre el personaje del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde, o la española "Los gusanos no llevan bufanda" (1991), dirigida por Javier Elorrieta.


Filmografía de Perkins (II)



Tras "Psicosis" sus mejores momentos llegaron con la excepcional "El proceso" (1963), adaptación realizada por Orson Welles del clásico del escritor checo Franz Kafka. Perkins interpretó el papel de Joseph K. Junto a "El proceso" en los años 60 partició en películas como "No me digas adiós" (1961) junto a Ingrid Bergman, "Fedra" (1962) con Melina Mercouri, o "Champaña para un asesino" (1968), film francés realizado por Claude Chabrol.

Filmografía de Perkins (I)



Los títulos más destacados del Anthony pre-Psicosis son "La gran prueba" (1956) de William Wyler, "El precio del éxito" (1957), realizada por Robert Mulligan, los westerns "El hombre solitario" (1957) de Henry Levin y "Cazador de forajidos" (1957) de Anthony Mann, la comedia "La casamentera" (1958) dirigida por Joseph Anthony, "La hora final" (1959) de Stanley Kramer y "Mansiones verdes" (1959), un film de Mel Ferrer que protagonizaba la esposa del propio Ferrer, Audrey Hepburn.


Por su actuación en "La gran prueba" fue recompensado con una nominación al Oscar como mejor actor secundario. La estatuilla fue a parar a manos de Anthony Quinn por su interpretación en la película de Vincente Minnelli "El loco del pelo rojo".


1953: debut de Anthony



Anthony logró debutar en el cine en 1953 gracias a su aparición en la película "The actress", dirigida por George Cukor y protagonizada por Jean Simmons y Spencer Tracy.


Durante toda la segunda parte de la década de los 50 Perkins continuó su carrera confiriendo a sus personajes una nota neurótica y extraña que culminaría con su interpretación en la referida película del maestro Hitchcock.


ANTHONY PERKINS

ANTHONY PERKINS (1932-1992)

Estigmatizado por el papel de Norman Bates, aparecido en la obra maestra de Alfred Hitchcock "Psicosis", Anthony Perkins prosiguió su filmografía marcado por las características psicológicas de su famoso personaje, aunque su carrera presenta un recorrido mucho más extenso que el mismo y ofrece otro tipo de caracteres antes y después de su gran hito interpretativo.

Anthony nació el 4 de abril de 1932 en la gran ciudad de Nueva York (Estados Unidos). Al ser hijo de un actor llamado Osgood Perkins (que falleció cuando su hijo tenía sólo 5 años), la afición interpretativa del joven muchacho neoyorquino no tardó en aflorar, apareciendo en el teatro de Broadway y en la pequeña pantalla desde su más temprana adolescencia.

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sábado, 7 de mayo de 2011

Leonard Cohen, Dance me... To the end of love

La vida privada de Elizabeth y Essex



Cuarta película sobre Isabel I de Inglaterra, basada en una obra de teatro "Elizabeth y Essex", de Maxwell Anderson, que había triunfado en Broadway. Gracias a una ampliación presupuestaria de última hora, se filmó en color.La acción tiene lugar en Inglaterra entre 1596 y 1601. Narra la leyenda del amor imposible entre Isabel I (Bette Davis) y Robert Devereaux, conde de Essex (Errol Flynn). La película desarrolla un drama romántico de dos amores que se necesitan, pero que no encuentran el modo de encajar en el mundo de entrega al trono sin reservas de Isabel y en el de la ambición de Essez. El tema central del argumento es la concepción de la reina que, por obligación y necesidad, debe defender los intereses del trono, su estabilidad en él, su poder real y su fuerza, mediante una gestión libre de compromisos, situada por encima de intereses particulares y capaz de manejarse con equilibrio, ambigüedad y astucia. La experiencia de niña (no supo quién era su madre durante muchos años) y de joven (recluída temporalmente en la torre de Londres por intrigas palaciegas), la constatación de la fragilidad de sus derechos sucesorios (reconocidos y derogados varias veces), la tirantez de las relaciones con su hermanastra, la reina Mary (que en varias ocasiones acarició la idea de ejecutarla) y de las pretensiones al trono de familiares poderosos, la llevaron a ejercer el oficio de reina con un ascetismo inusual, una dedicación plena y el sacrificio de sus anhelos personales. Es destacada la escena en la que ella explica a su doncella Margarett Radcliffe que "ser reina es menos que ser humano, es anteponer el orgullo al deseo, es buscar ternura en el corazón de los homres y encontrar sólo ambición, es no tener una hora para el amor".La música se erige en elemento narrativo con entidad propia: no enmarca la acción, sino que la modula y la completa. La fotografía pone el acento en la expresión del drama de soledad de la reina. Los grandes espacios vacíos en los que se mueve y su entrada en la sala del trono a través de un largo trecho de salones vacíos, sola, sin compañía, sin guardia personal, trasmiten elocuentemente el mundo interior de una reina que ha renunciado a todo para que ser respetada y temida. El guión desarrolla la acición en un crescendo bien dosificado de tensión e intriga. Los diálogos son claros y contienen expresiones antológicas: "El cielo se toma por sorpresa" (Essex), "Yo no viviré y él morirá" (Isabel), etc. La intepretación de Davis es extraordinaria. Flynn, en la cumbre de su éxito, se desenvuelve con rigidez en un papel que le resulta extraño. La dirección construye un potente drama de renuncia y soledad.Película de gran interés, soberbia fotografía, excelente música, con una interpretación antológica de Davis, que aquel año ganó el Oscar a la mejor actriz principal por "Amarga victoria".



DIRECTOR
Michael Curtiz
GUIÓN
Norman Reilly Raine & Aeneas MacKenzie (Obra: Maxwell Anderson)
MÚSICA
Erich Wolfgang Korngold
FOTOGRAFÍA
Sol Polito & W. Howard Green
REPARTO
Bette Davis, Errol Flynn, Olivia de Havilland, Donald Crisp, Vincent Price, Henry Daniell, Alan Hale, Leo G. Carroll, Robert Warwick, Nanette Fabray
PRODUCTORA
Warner Bros. Pictures
PREMIOS
1939: 5 nominaciones al Oscar: fotografía, banda sonora, dir. artística, sonido, ef. especiales


Con un guión basado en la obra “Elizabeth the Queen” de Maxwell Anderson, el director Michael Curtiz, realizó esta película que, sin pretender ajustarse con rigurosidad a los hechos, cuenta con personajes de relevancia como Elizabeth I de Inglaterra, la V y última gobernante de la poderosa dinastía Tudor, llamada La Reina Virgen porque nunca se casó. Una mujer de fuerte carácter, enorme autoridad y gran peso en las transformaciones del reino británico, al que hizo florecer culturalmente durante los 44 años que duró su reinado, al tiempo que lo separó de Roma, creando una iglesia protestante. Robert Devereux, Conde de Essex, un general que se embarcó en campañas contra España e Irlanda, en las que obtuvo sendas derrotas... pero conquistó como nadie el corazón de la reina, hasta tal punto que puso en vilo su lealtad al gobierno. Walter Raleigh, militar y político, miembro del parlamento inglés, a quien se le atribuye la idea de colonizar a Norteamérica, y quien fue autor de varios libros de renombre. Y Francis Bacon, canciller y filósofo de raigambre, autor de obras significativas como “El Avance del Conocimiento” y “Novum Organum” con los que ocupa un lugar en la historia literaria.Bette Davis logra una soberbia actuación, en la que da vida a una reina que se debate entre su amor apasionado por el Conde de Essex y sus deseos de ejecutarlo en la horca por su acerado orgullo y sus afanes de poder. Con él experimenta intensos encuentros de afrenta y de ternura, en los que afloran significativos conceptos sobre si debe primar el sentimiento o el deber. Curtiz logra una sobria recreación de palacio, con una exquisita fotografía, una efectiva y enérgica partitura de su habitual Erich Wolgang Korngold, y con unos vestuarios de época imponentes y sugestivos. Visual y actoralmente, el logro es inobjetable, y la película nos lleva por entre las intrigas, las pasiones y las grandes decepciones, con gran pericia y con un ritmo que se mantiene en equilibrio, no obstante que, el mayor peso de la historia, recae en sus protagonistas y en sus más íntimas relaciones.La Davis se toma cada escena en la que aparece, y aunque Erroll Flynn cumple con su rol de héroe enamorado, la pericia actoral y la fuerza que posee el rol de la célebre reina, hacen que sea ella quien se lleve todas las palmas. Talvez, el mayor mérito argumental de este filme, es que deja al descubierto la vanalidad que, para el ser individual, ofrece todo reinado. La misma reina Elizabeth lo dice con la más triste melancolía:“Ser reina es ser menos que un ser humano, pues significa anteponer el orgullo al deseo, buscar ternura en los corazones de los hombres y no encontrar más que ambición; pedir a gritos en la oscuridad alguna voz desinteresada y no oír más que el ruido seco de los papeles del Estado (…). El tiempo no alcanza para una reina, pues los eventos la ahogan, y por un vacío y resplandeciente envoltorio, ella debe abandonar todo lo que una mujer más anhela”.


Con la muerte en los talones



Ver "Con la muerte en los talones" es toda una experiencia, una sobredosis de evasión, un paradigma del cine como diversión. De acuerdo, no es muy lógico que se intente matar a alguien disparándole desde una avioneta fumigadora, pero el entretenimiento de este formidable film de intriga nos embauca de tal manera que, atrapados por el talento del maestro Hitchcock, renunciamos a cualquier exigencia de credulidad para deleite de uno de los films de espionaje más cautivadores de la historia del cine.



TÍTULO ORIGINAL: North by Northwest - AÑO: 1959


En ella, Roger O. Thornhill, un ejecutivo del mundo de la publicidad, debido a un malentendido, unos espías lo confunden con un agente del gobierno llamado George Kaplan. Secuestrado por tres individuos y llevado a una mansión en la que es interrogado, consigue huir antes de que le maten. Cuando al día siguiente regresa acompañado de la policía, no hay rastro de las personas que había descrito.


Se trata, pues, de una intrigante y emocionante cinta, con una marvillosa puesta en escena, unas interpretaciones de altura y la inigualable batuta del maestro del suspense par un clásico inolvidable.



DIRECTOR
Alfred Hitchcock
GUIÓN
Ernest Lehman
MÚSICA
Bernard Herrmann
FOTOGRAFÍA
Robert Burks
REPARTO
Cary Grant, Eva Marie Saint, James Mason, Martin Landau, Leo G. Carroll, Josephine Hutchinson, Philip Ober, Edward Platt, Adam Williams, Jessie Royce Landis, Alfred Hitchcock
PRODUCTORA
Metro-Goldwyn-Mayer
PREMIOS
1959: 3 nominaciones al Oscar: Mejor guión, montaje, dirección artística



Se cumplen 50 años de la muerte de Gary Cooper

El 13 de mayo se cumplen 50 años de la desaparición de Gary Cooper, un cowboy que dio el salto a Hollywood para convertirse, gracias a sus papeles de hombre recto y honesto, en el perfecto icono del héroe americano. Clint Eastwood será el encargado de repasar su carrera y los mitos que rodearon su vida en el documental “Gary Cooper: American Life, American Legend”, escrito y dirigido por el famoso crítico Richard Schickel.


Cooper combinaba a la perfección, en cada uno de los géneros a los que se enfrentó, su innato carisma con su arrebatadora naturalidad. Títulos como El manantial, La gran prueba, Por quién doblan las campanas o El sargento York, con el que recibió un Oscar por dar vida al mayor héroe que conoció Estados Unidos tras la Primera Guerra Mundial, forman parte de este especial.


Tan sólo 60 años separan los meses de mayo en los que nació y murió Gary Cooper. A pesar de su corta pero intensa y turbulenta vida privada, el elegante mito logró simbolizar los ideales americanos de la época dorada de Hollywood a través de sus inolvidables papeles.

Personajes rebosantes de confianza, independencia y honestidad, marcaron una carrera que dejó más de cien películas. Como en el secreto de vivir, donde por interpretar al ingenuo e idealista Longfellow Deeds de Frank Capra logró su primera nominación al Oscar.

También El sargento York, el pacifista que se convirtió en héroe de la Primera Guerra Mundial y que le valió su primera estatuilla en 1941. Les siguen Juan Nadie, su segunda colaboración con Capra, con la que comenzó su etapa de mayor esplendor y Por quién doblan las campanas, adaptación de la obra de su amigo Ernst Hemingway, que le supuso su tercera nominación consecutiva al mejor actor.

jueves, 5 de mayo de 2011

Sucedió una noche



"Sucedió una noche", "It Happened One Night" (1934), es uno de los títulos fundamentales de la comedia de los años 30. Considerada habitualmente la primera 'screwball comedy', es posible que la rapidez y perfección de sus herederas, las obras maestras de Hawks, Cukor, Sturges o la Cava, sea la causa de que, a ojos del espectador actual, su ritmo resulte algo lento. Con todo, se trata de una magnífica película sobre dos personajes condenados a entenderse. Las chispas que despiden los encuentros entre el simpático sinvergüenza Clark Gable y la encantadoramente mimada Claudette Colbert se convierten en inevitables sonrisas en la cara del espectador.


Fué además la primera película en obtener el Oscar en las cinco categorías principales.


Basada en un argumento extraído de la revista Cosmopolitan, fue un gran éxito de la época. Además encumbro a la -hasta entonces secundaria- productora Columbia Pictures al club de las llamadas Majors -grandes productoras-, junto a la Paramount, Warner Bros., MGM, Universal y la Fox.



DIRECTOR
Frank Capra
GUIÓN
Robert Riskin (Historia: Samuel Hopkins Adams)
MÚSICA
Louis Silvers
FOTOGRAFÍA
Joseph Walker (B&W)
REPARTO
Clark Gable, Claudette Colbert, Walter Connolly, Roscoe Karns, Jameson Thomas, Ward Bond, Eddy Chandler, Arthur Hoyt, Alan Hale
PRODUCTORA
Columbia Pictures
PREMIOS
1934: 5 Oscars: Película, director, actor (Clark Gable), actriz (Colbert), guión adaptado


En ella, Ellie Andrews, una joven y caprichosa heredera, consigue escapar del yate de su padre, que la había encerrado para evitar su boda con un hombre poco recomendable. A continuación, coge un autobús con destino a Nueva York. Uno de los pasajeros resulta ser Peter Warne, un simpático y atractivo reportero, que busca una buena historia. El azar y las circunstancias unirán a Ellie y a Peter en un accidentado y divertido viaje.


Lawrence Olivier



Larry Oliver, una biografía publicada cuando se cumplen cien años del nacimiento del mítico actor y director británico, desvela los aspectos menos conocidos de quien supo, como nadie, dar vida a los personajes shakesperianos, tanto en el teatro como en la gran pantalla.
Aunque Laurence Olivier interpretó a algunos de los héroes militares británicos más intrépidos, desde Lord Nelson hasta Enrique V, fue, sin embargo, en la vida real donde tuvo que desempeñar su papel más arriesgado.
Un caballero en el servicio secreto
Acusado en ocasiones de falta de patriotismo por permanecer en Hollywood mientras los británicos sufrían los rigores de la contienda, la nueva biografía revela que el mítico actor trabajó para los servicios secretos británicos en EE UU arriesgándose a ser detenido o, incluso, asesinado.
Reclutado en 1940, a instancias del mismísimo primer ministro británico de la época, Winston Churchill, su misión era contribuir a recabar apoyos para la causa contra la Alemania hitleriana de unos EEUU no muy proclives a entrar en guerra en los primeros momentos del conflicto.
Con espías nazis en cada esquina, Olivier corría muchos riesgos al llevar a cabo esas actividades, destaca la biografía, escrita por Michael Munn, que se basa en conversaciones mantenidas con el actor entre 1972 y 1981, además de en entrevistas a amigos y actores y directores que trabajaron con él.
"Larry podía haber sido acusado de espionaje. Esto suena absurdo ahora, pero antes de entrar en guerra, EE UU no toleraba la presencia de agentes extranjeros. Así que podían haberlo detenido. Y lo que es peor, si los espías alemanes se hubieran dado cuenta de lo que hacía, estoy seguro de que habrían ido tras él", afirma el también actor David Niven.


Mary Poppins



Sería incapaz de calcular cuantas veces vi Mary Poppins cuando era un niño. Aquellos veranos en casa de mis abuelos, donde la única forma de que el crío se quedara quieto era enchufarle "la película de la señora esa que vuela".Cuando vuelvo a ver Mary Poppins la recuerdo tal y como la veía en aquellos años. Con rayas blancas a causa de la cinta VHS mil veces rebobinada. Con el aperitivo de pan frito con chorizo y las manos llenas de grasa por culpa de atender embobado a la televisión, a pesar de que sabía perfectamente lo que iba a pasar.Flipaba con el maletín de Mary Poppins, con las carreras de caballos de tiovivo, con el deshollinador. Pase frustrantes tardes enteras en mi cuarto chasqueando los dedos para ver si los juguetes volvían a su lugar de origen ellos solos (con el tiempo aprendería que las películas no son reales, muy a mi pesar).Mary me enseño de la importancia de reír, de imaginar, de hacer lo que uno cree hasta las últimas consecuencias. Quizás vista a los ojos de un adulto la moralina de la historia sea insufrible. Pero para un mocoso inquieto de seis años Mary Poppins representa su fantasía predilecta. Un lugar donde cualquier cosa es posible. Un lugar para soñar.


Podría ahora mismo poner aquí cientos de puntos, uno tras otro, explicando los motivos por los que sé que el considerar a "Mary Poppins" una película perfecta (o "prácticamente perfecta en todo", nadie se autodefinió tan bien con tan pocas palabras), pero no sólo muchos los catalogarían todos como algo obvio, sino que además sería repetir lo que otras tantas veces se ha dicho: Una banda sonora y canciones sublimes que aún hoy perduran y que han llegado a tocar corazones; unas interpretaciones que se pasan del sobresaliente; una historia tan tierna como emocionante; un etcétera demasiado largo...Se trata de una película mágica, mágica de lo absurda que llega a ser a veces... Podemos encontrarnos desde el hecho de recoger tu habitación con el simple movimiento de chasquear tus dedos, pasando por meternos dentro de un cuadro pintado en la acera con personajes animados, hasta bailar llenos de hollín en los tejados de la ciudad "al compás" con los alegres deshollinadores. Quizá a veces sus momentos divertidos resulten más bien simplemente agradables (bueno, pongamos MUY agradables).Imposible olvidar la imagen de mí viéndola con mi hermana tan de peques una y otra vez... Imaginándome a veces que también podría recoger mi habitación chasqueando los dedos y lamentándome porque en mi casa no había chimenea por la que poder subir. No se puede olvidar esa época de inocencia cantando las canciones de Mary Poppins, con la que otros niños y yo aprendimos tantos valores y disfrutamos tanto. Que una película consiga algo así, no es algo que se pueda pasar así como así. Pensaba yo que "supercalifragilisticoespialidoso" estaba en el diccionario. Incluso me entraba mono de dejar de tener pesetas para pasar a tener peniques.¿Cursi? Diría "tal vez sea cursi"... Pero ¿"Mary Poppins" es cursi? ¿Por qué? ¿Por sus canciones y escenas infantiles? ¿Por la gente bailando en mitad de la calle porque sí? ¿Una película tan cinematográficamente perfecta destinada principalmente al público infantil y que llega a gustar sobremanera a tantos adultos, por su clara actitud pueril, alegre y risueña, se la debe empotrar de una forma tan explícitamente soez el vulgar, seco y simple término de "cursi"? Seamos sensatos, y algunos un poquito autónomos, que ese vox pópuli no tiene por qué convencernos a todos. Simplemente, no ocultéis la huella que deja Mary, vaya lástima."Chim ChimeriChim ChimeriChim Chim Cheri,La suerte, la suertedetrás va de mí..."



DIRECTOR
Robert Stevenson
GUIÓN
Bill Walsh & Don DaGradi (Historia: P.L. Travers)
MÚSICA
Richard M. Sherman & Robert B. Sherman
FOTOGRAFÍA
Edward Colman
REPARTO
Julie Andrews, Dick van Dyke, David Tomlinson, Glynis Johns, Ed Wynn, Hermione Baddeley, Karen Dotrice, Elsa Lanchester, Arthur Treacher, Reginald Owen, Matthew Garber
PRODUCTORA
Walt Disney
PREMIOS
1964: 5 Oscars: Actriz (Julie Andrews), canción, bso, montaje, efectos visuales. 13 nominaciones



martes, 3 de mayo de 2011

Ninotchka



Greta Garbo es una estricta agente comunista de Rusia que es enviada a París para investigar el trabajo de tres camaradas, tres delegados comerciales que han sido seducidos por las trampas del capitalismo. Allí conocerá a Melvyn Douglas, un apuesto caballero que le enseñará los encantos de la capital francesa... ¡y a reír!. Obra maestra, una de las mejores comedias de todos los tiempos. Basada en un musical de Broadway titulado "Silk Stockings". Publicitada como "Garbo ríe" (Garbo Laughs!), en referencia a la publicidad de "Garbo habla" (Garbo Talks!) de su película "Anna Christie", de 1930.


Los camaradas Iranoff, Buljanoff y Kopalski han sido enviados a París para obtener dinero para el Gobierno ruso mediante la venta de las joyas confiscadas a la gran duquesa Swana, que vive en la capital francesa. Los tres camaradas se instalan en un hotel de lujo mientras los tribunales franceses deciden quién es el verdadero propietario de las joyas. El Gobierno ruso envía a Nina 'Ninotchka' Ivanovna Yakushova a arreglar las cosas.


Ninotchka (1939)



DIRECTOR
Ernst Lubitsch
GUIÓN
Charles Brackett, Billy Wilder, Walter Reisch (Historia: Melchior Lengyel)
MÚSICA
Werner R. Heymann
FOTOGRAFÍA
William Daniels (AKA William H. Daniels) (B&W)
REPARTO
Greta Garbo, Melvyn Douglas, Bela Lugosi, Ina Claire, Sig Ruman, Felix Bressart, Alexander Granach, Rolfe Sedan, Gregory Gaye, Edwin Maxwell, Richard Carle
PRODUCTORA
Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)
PREMIOS
1939: 4 nominaciones al Oscar: Mejor película, actriz (Greta Garbo), argumento, guión


Ernst Lubitsch: cáustico y elegante; Greta Garbo: virtuosa y elegante; Melvyn Douglas: simpático y elegante (un dandy en blanco y negro). Lubitsch se mueve como pez en el champagne por las interminables estancias del hotel más chic de Paris. Mais oui! Y la Garbo, cuando ríe, parece... ¡una comadreja!, de labios finísimos y dientes afilados; pero, cuando llega la hora de los primeros planos -los ojos, la mirada chispeante, contenida-, se para, literalmente, el tiempo. Su rostro posee tal intensidad que obliga a rendirse a lo evidente: existe el absoluto en la belleza. Cuando la Garbo habla por teléfono, hay alguien al otro lado; cuando la Garbo camina, lo hace sobre pétalos de rosa. Y cuando Lubitsch dirige, sentimos el bouquet del movimiento, ay. ¡La escena de la farola, en medio del tráfico, en la que se conocen-desconocen los protagonistas! ¡Los movimientos de cámara dentro de la suite royale! ¡¡El colorido blanco y negro!! À votre santé, Ernst! El fondo político no pasará a la historia de la sutileza pero, al menos, tiene chispazos de gracia. Una buena comedia en forma de templo, con su diosa bien plantada en medio de la escena, subida a un pedestal de terciopelo.


En definitiva, la película de la dama proletaria y el conde vagabundo.


Estupenda.


lunes, 2 de mayo de 2011

Gregory Peck



Gregory Peck tenía todas las condiciones que acompañan a un gran actor: altura, elegancia, belleza, una grave y profunda voz, y una gran sobriedad frente a las cámaras. “¿Conocéis la expresión alto, moreno y guapo? Pues así fui conocido durante muchos años”, solía recordar. Sin embargo nunca fue un divo, ni se dio aires de estrella. “¿Qué es lo que queda cuando echo la vista atrás?”, se preguntaba en voz alta poco antes de morir. “No es la fama sino el trabajo y sobre todo, la familia. Cuando en el transcurso del tiempo todo lo demás va desapareciendo, lo único que permanece son las pocas veces que hice un buen trabajo y mi familia”.
Este pasado mes de abril se cumplió el 95 aniversario de su nacimiento, y aún nos es fácil recordar a este gran actor en algunas de las mejores películas en las que intervino, como Mi desconfiada esposa, junto a Lauren Bacall, Arabesco, con Sofia Loren, o El cabo del terror. Este maratón de películas comenzará con la emisión de Yo fui Premio Donostia: Gregory Peck, una pieza de producción propia en la que se recuerda el galardón que le otorgó el Festival de cine de San Sebastián en 1990 como homenaje a toda su carrera.
Gregory Peck nació el 5 de abril de 1916 en La Jolla, California. De niño su abuela le llevaba al cine todas las semanas y así muy pronto nació su deseo de convertirse en actor. En 1942 debutó en los escenarios de Broadway y un año después ya estaba en Hollywood rodando su primera película, Días de Gloria.
Trabajó a las órdenes de los mejores directores del Hollywood clásico como Alfred Hitchcock, Robert Mulligan, Vincente Minelli, Elia Kazan, Henry King o Raoul Walsh y solía interpretar a personajes que encarnaban las virtudes americanas más sencillas, como hizo en El despertar, o que tenían profundas convicciones éticas y morales, como el inolvidable Atticus Finch de Matar a un ruiseñor, por el que ganó el Oscar al mejor actor en 1963. Pero también se le recuerda por los pocos personajes que hizo de malo, como el de Lewt McCanls de Duelo al sol, o el siniestro doctor Mengele de Los niños del Brasil.
Gregory Peck murió el 12 de junio de 2003 en Los Ángeles añorando siempre la época dorada de Hollywood en la que durante tantos años trabajó y triunfó. “En una ocasión hice una película con Ava Gardner y cuando caminábamos por los decorados del estudio para ir a almorzar, todos los que allí trabajaban, desde los ejecutivos a los operarios, se paraban para ver caminar a Ava. Me parece que aquellos tiempos eran más divertidos”.


Al servicio de las damas




My Man Godfrey (1936) es una alocada chica de alta sociedad, su hermana y sus ricos amigos, están jugando a un carroñero juego de caza en el que deben recoger todo tipo de desechos, incluyendo un vagabundo. En un lugar del East River, en el que viven varias víctimas de la depresión, encuentran a Godfrey. Este curioso personaje acompaña a las hermanas hasta la fiesta, donde ofrece un animado discruso acerca de la irreverencia del juego. Tras el discurso, el vagabundo acepta trabajar como mayordomo en la casa familiar. En realidad, Godfrey esconde un secreto sobre su pasado...


Una de las más ácidas, ingeniosas y brillantes sátiras de la alta sociedad jamás filmada. Un vagabundo es contratado por una joven para ser mayordomo en la lujosa mansión de su familia, situada en la elegante quinta avenida neoyorquina. Lo que sigue es una entretenida y exagerada parodia de la banalidad de la clase social adinerada, salpicada de magistrales gags dignos del mejor y más clásico teatro de variedades americano. Una "screwball" que encantaría a Groucho Marx.



DIRECTOR
Gregory La Cava
GUIÓN
Eric Hatch & Morrie Ryskind (Novela: Eric Hatch)
MÚSICA
Charles Previn
FOTOGRAFÍA
Ted Tetzlaff
REPARTO
William Powell, Carole Lombard, Gail Patrick, Alice Brady, Eugene Pallette, Alan Mowbray, Jean Dixon
PRODUCTORA
Universal Pictures
PREMIOS
1936: 6 nominaciones Oscar, incluyendo actor (Powell), actriz (Lombard), actor sec. (Auer)


Talento. Eso es lo que hay que tener para lograr que una película con más de 70 años de antigüedad siga siendo tan divertida como en su estreno. Una joya de la comedia screwball que mezcla sabiamente el disparate, la denuncia, el éxito y el fracaso para lograr una fragancia atemporal cuya fórmula otras comedias no han sabido hallar. A mi parecer, la clave de su frescura estriba en desarrollar la ironía y la personalidad peculiar de los personajes como el rasgo hilarante de la película y dejar el disparate como algo tangencial a la historia, al contrario de lo que sucede en otras comedias screwball (p.ej. "La fiera de mi niña") donde el gag y las situaciones disparatadas son las causantes de la carcajada y priman por encima de la actuación, lo que provoca que envejezcan peor.El peso de la película recae en un colosal William Powell (magnífico también en "La cena de los acusados") que interpreta a Godfrey Parke, un mordaz e ingenioso vagabundo ("forgotten man" es el cariñoso apelativo original) que renace de sus cenizas al ser rescatado del vertedero por un par de jóvenes burguesas, participantes de una alocada gymkana. La menor de las jóvenes, la infantil y romántica Irene Bullock (interpretada por la malograda Carole Lombard en uno de sus mejores papeles) se enamorará de la gentileza de Godfrey y lo convertirá en su "protegé", haciéndole sirviente en casa de los Bullock mientras la mayor, la bella pérfida y altiva Cornelia Bullock, tratará de hacerle la vida imposible. Es aquí donde comienza la galería de personajes estrambóticos: El padre campeón de lucha que paga los destrozos que provocan sus hijas cuando se emborrachan, la madre que ve duendes cuando se despierta, la siempre ácida e irónica criada que enseña a Godfrey trucos y Carlo, el protegido de la madre, un desternillante personaje que no para de comer mientras toca "Occi Ciorne" al piano y no puede oír hablar de dinero. Un cóctel de chalados que provoca las situaciones más disparatadas (robos de perlas, bodas instantáneas, un caballo en la biblioteca...) mientras el amable Godfrey se dedica en cuerpo y alma a servir a los Bullock observando, mientras paralelamente desarrolla otros talentos...Muy destacable también es la dirección de Gregory La Cava, pues gran parte de la película se desarrolla en interiores, y su labor hace que el ritmo y la hilaridad no decaigan ni un segundo. Si a la historia añadimos un toque de superación personal, unas pequeñas pinceladas de romanticismo y unas gotas de sabia reflexión, el resultado es el redondo guión de "My man Godfrey".Finalmente, recomendar encarecidamente su visión en versión original, puesto que esta es otra de las innumerables películas que tienen un doblaje lamentable. Una película fabulosa para disfrutar del buen cine.


Burt Lancaster






Dos grandes etapas dividen la carrera de una de las mayores estrellas de todos los tiempos. En sus inicios, la irrepetible sonrisa de Burt Lancaster se convirtió en un símbolo del cine de aventuras, y aunque entonces ya resultaba convincente, al final de su carrera evolucionó a lo más alto, en papeles más complejos. Casi cuatro décadas estuvo en activo, desde los cuarenta hasta finales de los ochenta, desarrollando una de las carreras más fructíferas que haya dado Hollywood. Hijo de un humilde cartero y de un ama de casa, Burton Stephen Lancaster nació el 2 de noviembre de 1913, en Nueva York. De joven aprovechó su excepcional forma física para unirse al circo en el que trabajaba su gran amigo Nick Cravat, y triunfó como trapecista, aprendiendo los números acrobáticos que después le vendrían tan bien para las secuencias de acción de algunas películas. Allí se enamoró de su compañera June Ernst, que se convertiría en su primera esposa. Aunque la Segunda Guerra Mundial provocó un paréntesis en su carrera, en el ejército se aficionó a la interpretación, en funciones que servían para subir la moral de sus compañeros. Cuando acabó la contienda, decidió dedicarse al cine. No pudo debutar con mayor fortuna, pues su primera película Forajidos, de Robert Siodmak, en la que compartía cartel con Ava Gardner, está considerada una de las cumbres del cine negro. Tras divorciarse y contraer nuevo matrimonio con la actriz Norma Anderson, cerró la década de los 40 con interesantes títulos como El abrazo de la muerte, también de Siodmak. Pero sería en los 50 cuando se convirtió en una gran estrella a base de títulos míticos. Basta recordar De aquí a la eternidad, intenso drama que le supuso su primera nominación al Oscar, pero también Veracruz, La rosa tatuada, Duelo de titanes o Torpedo. En el recuerdo permanecen especialmente dos de los clásicos por excelencia del cine de aventuras, El halcón y la flecha y El temible burlón. "La gente tiende a pensar que yo soy el típico aventurero que se afeita con machete, aunque en la realidad soy aficionado a la lectura y aburrido", declaró contradiciendo la leyenda que él mismo había creado. En esta época sólo le dijeron una vez aquello de "la pifiaste Burt Lancaster", en las malas críticas recibidas por intentar pasar por indio ario en Apache, de Robert Aldrich, que al fin y al cabo no era tan mala película. Incluso le dio tiempo a debutar como director con El hombre de Kentucky y para crear su propia productora, que terminaría llamándose Hetch-Hill-Lancaster, compañía responsable de la multioscarizada Marty. Y en los 60, llegó el mejor Burt Lancaster, que alcanzó la cumbre de la interpretación como el príncipe Salina, aristócrata decadente de El gatopardo, de Visconti. También obtuvo su único Oscar por El fuego y la palabra, de Richard Brooks, y ofreció auténticos recitales en Vencedores o vencidos, Los profesionales, y en sus colaboraciones con John Frankenheimer, como El hombre de Alcatraz, Siete días de mayo o El tren. De otros actores se puede hablar de alguna que otra etapa de decadencia, pero no precisamente de Lancaster, que se retiró del cine con algunos de sus mejores trabajos, léase Novecento, y Atlantic City. Su última película fue Campo de sueños, y a continuación se jubiló por problemas de salud, aislándose en su Nueva York natal junto a su tercera y definitiva esposa, la productora televisiva Susan Martin. Un ataque al corazón dio al traste con su vida en 1994.